En los pilares del ingreso principal al hall central de el Museo Nacional de Bellas Artes se han ubicado 4 parlantes que se incorporan por su forma y color a la arquitectura del lugar.
Desde ellos cae el sonido grabado de la construcción y el ruido creado de lo que sería la destrucción.
Trabajo realizado el 2005 en el contexto de la primera muestra de arte sonoro chileno Reverberancias.
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