Wednesday, May 01, 2024

“(Auto)etnografía y escucha situada: diálogos entre prácticas artísticas y teorías de la vocalidad en el arte sonoro contemporáneo chileno”


Un texto que resume la investigación llevada a cabo con Javier Osorio, entre mqyo 2021 y mayo 2024


Hace 3 años, mi amigo Javier Osorio (historiador chileno) me acompañó a hacerme la siguiente pregunta:

¿Es posible que una práctica artística autoetnográfica basada en la voz, inaugure un vínculo entre las epistemologías feministas y el arte sonoro contemporáneo chileno, a partir de un estudio que cruza la práctica y la teoría vocal?

De esta forma, dimos vida a una investigación que planteaba la posibilidad de que una práctica sonora que utiliza una metodología autoetnográfica para explorar con la voz, inaugurese una relación entre las epistemologías feministas y el arte sonoro contemporáneo chileno, por medio de un estudio que proponía un método transversal para comprender las formas de generar conocimiento que se desprenden de la práctica y de la teoría.

Así nació esta investigación que se planteó como una investigación teórico-práctica, generada a partir de una serie de experiencias artísticas –personales y colectivas– desarrolladas desde el año 2017 hasta la fecha por mi, en donde se vincula la voz con la escucha y el cuerpo. La idea era usar mi propia práctica artística, para adentraremos en una investigación de carácter dialógico y autoetnográfico, que comprende la propia práctica como forma de investigar (Contreras, 2013). Estas experiencias, que se traducen en acciones performativas, talleres y piezas de sonido, exponen una realidad que pese a involucrarme de forma protagónica, exceden la experiencia individual y por lo tanto, requieren de una experimentación colaborativa con otras personas –que  denomino cuerpas feminizadas – para posibilitar el conocimiento. Del mismo modo, es que para comprender el contexto que promueve la emergencia de este tipo de prácticas, el estudio planteaba extender este ejercicio autoetnográfico, en la medida que se pone en diálogo con las teorías de la vocalidad que podemos hallar en los estudios sonoros, con tal de situar una escucha respecto a las prácticas artísticas chilenas contemporáneas que experimentan con la voz.  En ellas, además se hallaría un vínculo no investigado de forma sistemática con las epistemologías feministas y del cual mi trabajo  daría cuenta de forma íntegra.
De esta manera, es que el cruce entre la mirada autoetnográfica  y el enfoque interdisciplinario de los estudios sonoros, constituyeron un novedoso método de investigación. Es importante señalar que este cruce ha sido leído aquí como una articulación entre prácticas, experiencias y objetos de investigación, pero también como una alianza que la autora y el autor de este proyecto han sostenido desde hace al menos 7 años, por lo que esta propuesta viene a constituir una forma de sistematizar un diálogo que se ha llevado a cabo de manera informal, pero que ha nutrido las investigaciones que cada quien ha estado llevando a cabo.
Si arte sonoro se caracteriza, como dice Brandon LaBelle, por un conjunto de prácticas que interrogan la condición del sonido como medio en las dimensiones espaciales y relacionales de su producción y propagación, el significado de estas prácticas implica también la necesidad de interrogar los contextos institucionales, culturales y políticos de esta mediación sonora. Así, por ejemplo, señala como una de sus posibles preguntas: “¿Cómo la voz, en tanto expansión sonora del cuerpo, sitúa al yo frente al entorno social? ¿Cuáles son sus limitaciones y cómo posiciona al yo al interior de geografías situacionales y contextuales?” (LaBelle, 2006, p.XIV). En este proyecto proponemos abordar esa interrogación desde el arte sonoro contemporáneo chileno, en relación con las teorías feministas que consideran principalmente la voz –y consecuentemente la escucha y el cuerpo– como parte de su ámbito de acción.
El estudio se centró así en la desjerarquización de los sentidos que de suyo comprendería el arte sonoro, en tanto se desliga del ocularcentrismo, para ocuparse de la voz como elemento relevante al momento de cuestionar la identidad de género, permitiendo subvertir la hegemonía patriarcal que se impone sobre el cuerpo y por lo tanto sobre la voz.  Entendiendo que el orden androcentrista en el que está fundada nuestra sociedad occidental, no permite que aquellas voces codificadas como femeninas compartan el mismo espacio y tiempo de escucha que las masculinas, se observa en ello una jerarquía que no sólo atañe a la voz de quien la enuncia, sino también a quien la escucha y al cuerpo que encarna dicha voz. De acuerdo a esto es que el espacio-tiempo en el cual acontece el arte sonoro contemporáneo, se comprende como un contexto desde el cual poder leer críticamente la práctica vocálica en relación a los procesos de construcción de la identidad, en donde la voz emitida, así como la voz escuchada, tendría un valor de acuerdo a su género.
Tomando como punto de partida la idea instaurada desde el feminismo occidental europeo del siglo XX, respecto a que “No se nace mujer, sino que llega una a serlo” (De Beauvoir, 2015) las acciones sonoras que se han desarrollado en conjunto con cuerpas feminizadas han permitido subrayar esta problemática identitaria, en tanto posibilita el cuestionamiento de categorías genéricas como lo son el término mujer y la noción de lo femenino, de la misma manera que permiten concebir el lugar desde donde se enuncia y se escucha una voz. 
Con todo, el estudio plantea que la identidad de género que se atribuye a partir de una corporeidad específica, también se ve afectada y configurada por otras voces, de las cuales comúnmente no tomamos conciencia y que por tanto, los procesos de creación o de construcción de la identidad, son posibles en la medida que exista la voz de otrxs (compañerxs, aliadxs, amigxs) no tan sólo para resonar en colectivo, sino para colaborar en la creación de instancias donde la voz femenina sea efectivamente escuchada . Es por ello, que el estudio no aborda sólo la voz que suena, sino también la escucha de esa voz, ya que se revela la necesidad de crear espacios e instancias de escucha feminista , donde la voz femenina pueda expresarse libremente, con la certeza de que hay otrx(s) que recibe(n) esa voz y con quién(es) literalmente existe resonancia. De acuerdo a esto, es que los afectos y la amistad política (Derrida, 1998) son tópicos que también atraviesan esta investigación en la medida que todas las acciones comprometidas en ella, están principalmente dirigidas a una colectividad que/afecte a y se deje afectar por/ la voz de lx(s) otrx(s).



 

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